Vuelta 18. Todo se paró. Accidente muy fuerte
en la curva 3 y el coche de Fernando Alonso boca abajo. Ha golpeado
contra el muro antes de dar vueltas de campana… Pero antes de ver cualquier
repetición, Alonso ya está fuera del coche. Cojea de la pierna derecha. Se duele
pero sigue andando, segundos antes de que Esteban Gutiérrez llegue a él corriendo
para interesarse por su estado. El mexicano comprueba que el asturiano está
perfectamente, y seguro que recupera el aliento. El coche de seguridad tarda
menos de un minuto en aparecer en escena para ayudar al español, que se muestra
tranquilo y saluda a los aficionados mientras se dirige al vehículo que le
llevará a la revisión médica pertinente. Minutos después, vuelve a aparecer por
el paddock, recibiendo el cariño de compañeros, amigos, conocidos o
periodistas. Abrazos, besos, manos… A todo responde. Incluso, alguna foto. Al
momento, ante micrófonos de todo el mundo para responder a preguntas sobre su
accidente sereno, tranquilo.
Todos asumimos el riesgo como parte
fundamental de la Formula 1, empezando por los pilotos, pero lo que quería transmitir
con el primer párrafo no era más que el relato de lo que fue el domingo para el
piloto asturiano después de su accidente. No sé nada que el mundo no sepa, no
sé si estuvo mareado durante unos segundos… Pero sí sé que si estuviéramos en
1992 o 1995, estaríamos de luto. Por suerte, la seguridad ha mejorado en la
categoría reina del automovilismo y solo tenemos que lamentar muertes por
negligencias. Solo, que no es poco.
Estoy seguro de que dentro de un tiempo, este
accidente será utilizado como excusa para que no se implante el halo. Yo estaba
en contra de este elemento hasta que estuve recordando algunos accidentes
graves, o que podrían haberlo sido, y podrían haber sido menores. Un ejemplo
supongo que sería el golpe de Carlos Sainz en Sochi. Pierde el coche por no
tener el reparto de frenada en el lugar que tocaba, muro y protecciones.
Imaginad por un momento que, en lugar de haber acabado “bien” contra las
protecciones, llega a sufrir serias lesiones. Creo que el impacto y la
protección del piloto ante cualquier elemento que pueda tocar su cabeza se ha
vuelto algo elemental. Deben mirar al pasado para aprender y no cometer los
mismos errores en el futuro. Quizá sea un poco visceral, pero prefiero seguir
padeciendo por las carreras antes que por los pilotos. Si no es el halo que sea
la cúpula o lo que mejor crea la FIA que sea mejor para los gladiadores, pero
no se debe jugar más con fuego, porque hemos podido comprobar como más de uno
se ha quemado.
En casos como este, me gustaría recordar que
los pilotos no pintan nada en cuanto a la implantación de medidas. Es la FIA la
que propone, estudia, prueba y da el visto bueno. Obviamente los pilotos tienen
la presión de los aficionados, y sus propias voces, pero si la Federación
quiere introducir un elemento como este lo hará, que nadie lo dude. No estamos
para juegos como el del nuevo sistema de calificación, no estamos para tener
que estudiar dos reglamentos que cambian cada año para poder disfrutar y
entender las carreras por completo. Quiero que los aficionados seamos algo más
que figurantes, sino estar dentro de espectáculo y poder decidir algo más que
si mi butaca la quiero a favor o a contra sol. Y, por parte de los pilotos,
quiero que se les haga posicionarse sobre todos los temas posibles, pero no en
público. Creo que una reunión semanal con Charlie, o una cada quincena, no
haría daño a nadie.
A modo de resumen, me gustaría pensar que
este accidente de Alonso queda en eso: Un accidente. No me gustaría ver a la
gente usando esto en contra del halo, porque no podríamos haber visto al piloto
salir por su propio pie del coche. Estoy seguro de que, en mayor o menor
medida, cada una de las muertes que hemos visto en Formula 1 podría haberse
evitado si se hubiera actuado desde un principio, desde que se imaginó la posibilidad
de que podría pasar. Quiero luchas, adelantamientos, frenadas en el último
metro… No quiero crespones negros, minutos de silencio ni lugares vacíos en la
parrilla.
Una pesadilla de 20 segundos
Reviewed by Samuel C.
on
11:25
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